El Tomate amarillo.Cuentos para contar en el Huerto.
Cuento de la madre.
Una niña que andaba por la huerta de su abuelo empezó a arrancar hojas de distintas clases para su colección. Llegó a las tomateras y cogió dos hojas que estaban cerca, muy cerca de un tomate verde. Una de las hojas la guardó para su colección y otra para su amiga Marta.
Las plantas crecieron y crecieron porque el abuelo regaba todas las tardes, pero el tomate que estaba cerca de las hojas que había arrancado la niña estaba amarillo y los demás ya estaban casi todos rojos, a punto de echarlos a una rica ensalada.
Cuando el abuelo comentó que había un tomate raro en la huerta porque era completamente amarillo como un limón y no rojo como los demás, todos buscaron alguna explicación.
“ Tendrá la ictericia “ dijo la abuela. “ No es posible “ dijo la madre “porque las plantas no tienen enfermedades del hígado como los animales y las personas”. “ Será chino “ dijo el hermano mayor, que se sonreía porque no hablaba en serio.
La niña no dijo nada y se fue a la huerta para ver el tomate misterioso. Lo miró y no supo qué pensar. ¿Quién sabrá por qué este tomate es amarillo? Y se puso a buscarlo en internet y descubrió que había tomates amarillos gigantes y otros enanos y que con ellos se hacían dulces y se vendían las semillas. Pero no explicaba por qué entre todos los tomates rojos salía uno todo amarillo como un limón.
Al día siguiente en el colegio se lo contó a su amiga Marta y como tampoco supo qué decir se lo preguntaron a la profesora, que solamente les dijo: “Estará malo, no lo comáis “. Después de dos días, la niña tuvo un sueño: Estaba mirando las tomateras cuando se levantó un viento fuerte y caliente. Entonces oyó como los tomates se reían bajito y se dio cuenta de todos tenían hojas cerca que les hacían cosquillas ayudadas por el viento. Aquello debía de ser la alegría de la huerta, que había oído decir y no sabía qué era.
Así es como supo que el pobrecillo tomate amarillo, al dejarle sin hojas cerca, nada le ponía rojo de la risa. Estaba solo y amarillo y nunca se había reído.
Contó su sueño en el colegio y no todos la creyeron y se quedó un poco triste.
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