lunes, 30 de mayo de 2016

La parcela de Los Potatos y Los Plantaos de 4º A.


La parcela de Los Potatos y Los Plantaos de 4º A. 
Los potatos y los plantaos de 4º A, sembraron hace algo más de un mes, tomates y pimientos, ambos empiezan aparecer, aún pequeñitos, pero dentro de poco empezaron a tomar color y su parcela se llenará de vida. La riega y limpia asiduamente



domingo, 29 de mayo de 2016

El alumnado de Infantil en nuestro invernadero.




 El alumnado de Infantil en nuestro invernadero.
El viernes el alumnado 4 años de Infantil estuvo visitando el invernadero del Colegio, Alumnos de Formación Profesional Básica que le ayudan como monitores, les explicaron la vida del huerto. Quedaron asombrad@s con los calabacines, pimientos, tomates..y posteriormente se fueron regar su pequeña parcela...pero eso lo ilustraremos en una próxima entrada.







sábado, 28 de mayo de 2016

EL CAMINO QUE NO IBA A NINGUNA PARTE. Gianni Rodari. "Cuentos por teléfono"

 EL CAMINO QUE NO IBA A NINGUNA PARTE.
Gianni Rodari. "Cuentos por teléfono"

A la salida del pueblo había tres caminos: uno iba hacia el mar, el segundo hacia la ciudad y el tercero no iba a ninguna parte. Martín lo sabía porque se lo había preguntado a todos, y todos le habían dado la misma respuesta: –¿ese camino de allí? no va a ninguna parte. Es inútil ir por él. –¿Y adónde va? –no va a ninguna parte. –Y, entonces ¿por qué lo hicieron? –no lo hizo nadie, siempre ha estado ahí. –Pero ¿nadie ha ido nunca a ver adónde conduce? –Qué testarudo eres: si te dicen que no hay nada que ir a ver… –No podéis saberlo, si no habéis ido nunca…
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Era tan obstinado que comenzaron a llamarlo Martín Testarudo, pero él no se lo tomaba a mal y seguía pensando en el camino que no iba a ninguna parte. Cuando fue lo bastante mayor como para cruzar la calle sin darle la mano de su abuelo, una mañana se levantó temprano, salió del pueblo y, muy decidido, tomó el camino misterioso, siempre adelante. El suelo estaba lleno de agujeros y de hierbajos, pero por suerte llevaba una buena temporada sin llover y no se habían formado charcos. A derecha y a izquierda del camino se extendía la maleza, y pronto comenzó el bosque. Las ramas de los árboles se entrecruzaban por encima del camino y formaban una galería oscura y fresca, en la que solamente penetraba, aquí y allá, algún rayo de sol que guiara su marcha.

Anda que te anda, la galería no terminaba nunca, el camino no terminaba nunca… A Martín le dolían los pies, y ya empezaba a pensar en regresar cuando vio a un perro. “Donde hay un perro, hay una casa –reflexionó Martín–, o, por lo menos, un hombre.” El perro corrió a su encuentro meneando la cola y le lamió las manos; luego siguió por el camino, volviéndose a cada paso para ver si Martín aún le seguía. –Ya voy, ya voy –decía Martín, lleno de curiosidad.
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Finalmente, el bosque comenzó a clarear, el cielo reapareció en lo alto y el camino terminó en el umbral de una gran cancela de hierro. A través de sus barrotes Martín vio un castillo con todas las puertas y ventanas abiertas de par en par. El humo salía por todas las chimeneas y, desde uno de los balcones, una hermosísima dama le saludaba con la mano y le gritaba alegremente: –¡Adelante, adelante, Martín Testarudo! –¡Oh! –se dijo Martín muy contento–, yo no sabía que iba a llegar, pero ella sí me esperaba…
Empujó la cancela, atravesó el jardín y entró en el salón del castillo justo a tiempo para

hacer una reverencia a la bella dama que bajaba por la escalera. Era muy bella y llevaba un vestido aún más lujoso que el de las hadas y las princesas. Además era muy alegre y reía, diciendo: –Así que no te lo creíste… –¿El qué? –La historia del camino que no iba a ninguna parte. –Era demasiado tonta. Y según mi parecer, hay más sitios que caminos. –Es cierto, basta con tener ganas de moverse. Ahora ven, te enseñaré el castillo.

Había más de cien salones repletos de tesoros de todas las clases, como en aquellos castillos de los cuentos en los que duermen las bellas durmientes o en los que los avaros acumulan sus riquezas. Había diamantes, piedras preciosas, oro, plata… Y la hermosa dama no paraba de decir: –Coge, coge todo lo que quieras. Te prestaré un carro para llevar la carga. Martín no se hizo de rogar. Cuando emprendió el camino, el carro estaba lleno hasta los topes. El perro, que estaba amaestrado, iba sentado delante y llevaba las riendas y les ladraba a los caballos cuando estos se adormilaban y se salían del camino.
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Martín Testarudo fue acogido con gran sorpresa en su pueblo, pues ya le habían dado por muerto. El perro descargó en la plaza todos los tesoros, agitó dos veces la cola en señal de saludo, se montó en el carro de nuevo y se marchó entre una nube de polvo. Martín hizo muchos regalos a todos, amigos y enemigos, y tuvo que explicar cientos de veces su aventura. Y cada vez que terminaba de hacerlo, alguien corría a su casa a coger un carro y un caballo y se precipitaba por el camino que no iba a ninguna parte. Pero aquella misma noche regresaron todos, uno tras otro, con caras de enfado a causa del despecho que sentían: para ellos, el camino terminaba en medio del bosque, ante un espeso muro de árboles, en un mar de espinas. Ya no había ni cancela de hierro, ni castillo, ni hermosa dama. Porque ciertos tesoros existen únicamente para quien recorre un camino por primera vez, y el primero había sido Martín Testarudo.

viernes, 27 de mayo de 2016

Cuentos de Augusto Monterroso.Cuentos para contar en nuestro Huerto


Cuentos de Augusto Monterroso.
Cuentos para contar en nuestro Huerto
Augusto Monterroso (Tegucigalpa21 de diciembre de 1921 – Ciudad de México7 de febrero de 2003), fue un escritor hondureño que adoptó la nacionalidad guatemalteca, conocido por sus relatos breves y sus cuentos
Cuentos:

La rana que quería ser una rana auténtica

Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.
FIN

El burro y la flauta

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.
Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.
FIN

El perro que deseaba ser un ser humano

En la casa de un rico mercader de la Ciudad de México, rodeado de comodidades y de toda clase de máquinas, vivía no hace mucho tiempo un Perro al que se le había metido en la cabeza convertirse en un ser humano, y trabajaba con ahínco en esto.
Al cabo de varios años, y después de persistentes esfuerzos sobre sí mismo, caminaba con facilidad en dos patas y a veces sentía que estaba ya a punto de ser un hombre, excepto por el hecho de que no mordía, movía la cola cuando encontraba a algún conocido, daba tres vueltas antes de acostarse, salivaba cuando oía las campanas de la iglesia, y por las noches se subía a una barda a gemir viendo largamente a la luna.

FIN

miércoles, 25 de mayo de 2016

Habichuelas y rábanos de 4ºB ya han plantado la nueva cosecha.


Habichuelas y rábanos de 4ºB ya han plantado la nueva cosecha. 

Después de recoger, limpiar el terreno y arar la tierra para airearla, han vuelto a plantar, esta vez tomates cherries y pimientos. 
Esperan tener una buena recolecta para un buen aliño o ensalada.

lunes, 23 de mayo de 2016

El Huerto crece...crece...

..

El Huerto crece...crece...
Los pimientos, tomates, berenjenas, calabacines, pepinos ya no solo se ven, están muy crecidos, dentro de muy poquito los podremos saborear. El final del curso estará unido a todos los resultados de las siembras, crecimiento, maduración y explosión de vida de nuestras hortalizas.





domingo, 22 de mayo de 2016

Música para nuestros pequeños hortelanos. Silvia Pérez Cruz.


Música para nuestros pequeños hortelanos.
 Silvia Pérez Cruz

Web de Silvia Pérez Cruz
Habaneras de Cádiz de Carlos Cano Pequeño Vals Vienés, sobre un poema de Federico García Lorca

Pare meu y cucurrucucu paloma



Veinte años con su padre Castor Pérez



viernes, 20 de mayo de 2016

Garbancito.Cuentos para contar en nuestro Huerto


Garbancito.
Cuentos para contar en nuestro Huerto



Érase una vez un niño tan pequeño que cabía en la palma de la mano. 
Por ese motivo todos le llamaban Garbancito. 
Era tan pequeño, que cuando salía a la calle le gustaba cantar:
- ¡Pachín, pachín, pachín! 
¡Mucho cuidado con lo que hacéis!
¡ Pachín , pachín, pachín!
¡A Garbancito no piséis! 
Sus padres le querían mucho, pues sabían que poco importa el tamaño cuando uno es listo.
Cierto día en que su padre iba al campo, Garbancito le pidió que le dejara acompañarle.
Caminando, caminando, llegaron al prado de coles y Garbancito saltó al suelo para estirar las piernas.
Mientras su padre recogía las verduras para luego venderlas en el mercado, el diminuto muchacho jugaba entre las hileras de plantas. Jugando y saltando, Garbancito no cayó en la cuenta de que se alejaba cada vez más de su padre.

Garbancito
Tras uno de sus saltos, Garbancito fue a caer dentro de una col.
El movimiento de Garbancito captó la atención de un enorme buey que pastaba a pocos pasos de allí. 
El gran animal de color pardo se dio la vuelta, se encaminó hacia donde estaba el minúsculo muchachito y se comió la col de un bocado con el niño dentro.
Cuando llegó la hora de volver a casa el padre buscó a Garbancito por todas partes, pero fue incapaz de encontrarlo.
Finalmente, desesperado, avisó a su mujer y juntos recorrieron caminos y campos buscando a su hijo:
- ¡Garbancito! ¿Dónde estás? - Gritaban al unísono.

Vaca
Pero cayó la noche, vino el día y Garbancito no aparecía. Los padres apenas durmieron y después del desayuno siguieron buscando. 
Cayó la lluvia y después nevó, y los padres seguían buscando:
- ¡Garbancito! ¿Dónde estás? - Llamaban a voz en grito.
- ¡Aquí estoy! ¡En la tripa del buey, donde ni nieva ni llueve! - Escucharon a lo lejos.
Contentos por haberle encontrado, los padres le hicieron cosquillas en la nariz al enorme buey pardo.
Y con un gran estornudo del animal, Garbancito salió de la tripa y abrazó a sus padres con alegría. 
Mientras volvían a casa para celebrarlo, los tres cantaban alegres:


Garbancito
- ¡Pachín, pachín, pachín! ¡Mucho cuidado con lo que hacéis!
¡Pachín, pachín, pachín!
¡A Garbancito no piséis!





jueves, 19 de mayo de 2016

Habichuelas y Rábanos. 4ºB limpian y preparan su parcela para la 2ª siembra

Habichuelas y Rábanos. 4ºB limpian y preparan su parcela para la 2ª siembra.

El alumnado de 4º B, los habichuelas y rábanos están limpiando, quitando hierbas, removiendo la tierra, preparando su parcela para abonarla y plantar posteriormente pimientos y tomates que tienen presembrado en cajas. Ya mismo su parcela tendrá el calor y el cuidado de sus niñas y niños para que la siembra vayan creciendo para dar sus frutos.