viernes, 29 de abril de 2016

Los alumnos de 1er Ciclo de Primaria recogen su cosecha. Imágenes de hace un año...


Los alumnos de 1er Ciclo de Primaria recogen su 

cosecha.

Hace un año de esta entrada (29/4/2.016)

El alumnado  del PCPI le enseña al alumnado el cultivo hidropónico., se lo han explicado  y después  han sembrado lechugas, previamente han recogieron su cosecha de Habas que prepararán, la cocinarán y se la comerán 











jueves, 28 de abril de 2016

El PAIS SIN PUNTA.Gianni Rodari Cuentos para contar en nuestro Huerto.


El PAIS SIN PUNTA.Gianni Rodari

Cuentos para contar en nuestro Huerto. 


Juanito Pierdedía era  un gran viajero. Viaja que te viaja, llegó una vez a un pueblo en que las esquinas de las casas eran redondas y los techos no terminaban en punta, sino en una suave curva. A lo largo de la calle corría un seto de rosas, y a Juanito se le ocurrió poner-se una en el ojal. Mientras cortaba la rosa estaba muy atento para no pincharse con las espinas, pero en se-guida se dio cuenta de que las espinas no pinchaban; no tenían punta y parecían de goma, y hacían cosqui-llas en la mano.



-Vaya, vaya -dijo Juanito en voz alta.


De detrás del seto apareció sonriente un guardia mu-nicipal.


-¿No sabe que está prohibido cortar rosas? 

- Lo siento, no había pensado en ello. 

- Entonces pagará sólo media multa - dijo el guardia, que con aquella sonrisa bien habría podido ser el hombrecillo de mantequilla que condujo a Pinocho al País de los Tontos.

Juanito observó que el guardia escribía la multa con un lápiz sin punta, y le dijo sin querer:

- Disculpe, ¿me deja ver su espada?

-¡Cómo no! -dijo el guardia.
Y, naturalmente, tampoco la espada tenía punta. 
-¿Pero qué clase de país es éste? - preguntó Juanito. 
- Es el País sin punta - respondió el guardia, con tanta amabilidad que sus palabras deberían escribirse todas en letra mayúscula.
- ¿Y cómo hacen los clavos?
- Los suprimimos hace tiempo; sólo utilizamos go-ma de pegar. Y ahora, por favor, déme dos bofetadas. Juanito abrió la boca asombrado, como si hubiera tenido que tragarse un pastel entero.
- Por favor, no quiero terminar en la cárcel por ul-traje a la autoridad. Si acaso, las dos bofetadas tendría que recibirlas yo, no darlas.
- Pero aquí se hace de esta manera - le explicó ama-blemente el guardia-. Por una multa entera, cuatro bo-fetadas, por media multa, sólo dos.
-¿Al guardia?

- Al guardia. - Pero esto no es justo; es terrible.




- Claro que no es justo, claro que es terrible - dijo el guardia -. Es algo tan odioso que la gente, para no verse obligada a abofetear a unos pobrecillos inocen-tes, se mira muy mucho antes de hacer algo contra la ley. Vamos, déme las dos bofetadas, y otra vez vaya con más cuidado.

- Pero yo no le quiero dar ni siquiera un soplido en la mejilla; en lugar de las bofetadas le haré una caricia. - Siendo así - concluyó el guardia-, tendré que acompañarle hasta la frontera.



Y Juanito, humilladísimo fue obligado a abandonar el País sin punta. Pero todavía hoy sueña con poder re-gresar allí algún día, para vivir del modo más cortés, en una bonita casa con un techo sin punta.



Fuente: RODARI, Gianni. Cuentos por teléfono.

Ediciones Voz de los sin Voz





miércoles, 27 de abril de 2016

RAP DEL HORTELANO.Alumn@s de 2º de ESO del Colegio Cooperativa Huerta Santa Ana de Gines.

 

RAP DEL HORTELANO.

Alumn@s de 2º de ESO del Colegio Huerta Santa Ana de Gines. 

 Rap compuesto, trabajado e interpretado por los alumnos de 2º ESO del Colegio COOPERATIVA Huerta Santa Ana de Gines (SEVILLA) dentro del proyecto de Ecohuertos del colegio. Estos alumnos han formado una cooperativa llamada Wonderful ground que gestiona íntegramente su huerto.

                                                          


Enlace: 

                                  Escuchar el Rap del Hortelano.



Se daban las circunstancias idóneas: un grupo muy motivado con el huerto y la cooperativa que habíamos fundado en torno a él. Un profesor motivado y aficionado a la música con conocimientos de edición musical. Un grupo de alumnos raperos y alumnas bailongas. Una actuación de fin de curso por concretar. A partir de ahí todo fue fácil. En tan solo una sesión elaboramos una lluvia de ideas a la que fuimos dando forma y métrica sobre la marcha. Después de un año trabajando nuestro huerto, dichas ideas se agolpaban en las bocas de los niños y todas ellas destilaban una esencia ecológica y conservacionista que, per se, justificaba todos los esfuerzos. Más allá de todas las berenjenas y lechugas recolectadas, el principal objetivo de acercar la escuela a la tierra y despertar el deseo de cuidarla estaba alcanzado.
El rap del hortelano
Un grupo de niñas diseñó la indumentaria y la coreografía grupal. Sorprendentemente nadie quiso quedarse fuera del show y los ensayos terminaron de consolidar el espíritu hortelano y comunal que azadones y regaderas habían ido puliendo durante todo el curso. Y el ingrediente fundamental, la diversión. Tratamos de eliminar en los ensayos el exceso de rigor académico y la perfección coreográfica o vocal en pro del disfrute constante, de la risa del cuerpo en movimiento y de las emociones positivas y sinérgicas que genera la actividad grupal.
Había mensaje que transmitir, había experiencias que contar, había motivación y ganas de pasarlo bien. La actuación fue todo un éxito y, aunque ya han pasado unos meses, sigue hoy fomentando el espíritu de grupo en torno a la actividad agrícola. Luego vino la motivación del premio y una entrevista en radio nacional terminó de emocionarnos y reilusionarnos a todos. Movidos por el espíritu de superación, queremos ahora convertirlo en videoclip. Pero dejemos que el rap hable por si solo:

Yo soy Eduardo, nuevo en el colegio

estar con este grupo está siendo un privilegio.
Venimos a hablaros de una cooperativa
donde todos trabajamos de forma emotiva.
Yo sinceramente no me imaginaba
que me iba a gustar tanto cuidar y sembrar habas.
Tenemos un problema, no nos crece nada,
con ayuda de un equipo combatiremos las plagas.


ESTRIBILLO:
El rap del hortelano
Rap del huerta, lógica ilógica,
de una tierra muerta sale una huerta ecológica.
Rap del huerta, lógica ilógica,
de una tierra muerta sale una huerta ecológica.
Ir andando al huerto no nos da pereza,
aprendemos mucho y todo nos interesa.
La naturaleza tratamos con respeto,
y el calabacín ahora es Cucurbita pepo.
Trabajamos con las manos, mano a mano, codo a codo,
los productos de la huerta valen más que todo el oro.
Queremos sembrar paz en la memoria,
Y por eso nuestra huerta grabaremos en la historia.
Wonderful ground, es nuestro nombre
así alimentamos a mujeres y hombres.
Es fundamental comer las hortalizas,
para que nuestros padres no nos den la paliza.
ESTRIBILLO

Mente sana in corpore sano,
cuidar la Pacha mama nos hace más humanos.
Un poco de conciencia para cuidar la Tierra,
Sacamos las manos y escondemos las piedras.
No a los químicos ni a los plaguicidas
comer estos venenos es un acto suicida.
Así nos despedimos, este ha sido un buen año
el huerto nos permite salirnos del rebaño.
Enlace al Colegio Huerta Santa Ana y a la de Huertos Educativos





domingo, 24 de abril de 2016

Los Tomates y patatas sembradas en ruedas y sacos... crecen y crecen...


 Los Tomates y patatas sembradas en ruedas y sacos crecen y crecen...
 Un alumno de FPB colocando guías para los tomates que  están creciendo y de los que ya asoman algunos tomates, aún pequeños, a los tomates les acompañan en las ruedas recicladas, romeros, tomillos,albahaca,perejil. Las plantas de las patatas de los sacos están grandes y fuertes. Nuestro alumnado está conociendo diferentes formas de cultivos, muchos de ellos urbanos.








sábado, 23 de abril de 2016

El hombre del saco. El zurrón que cantaba.





 El hombre del saco. El zurrón que 

cantaba.


Érase una vez una pobre mujer que sólo tenía una niña a la que quería mucho. Un día le regaló unos zapatitos de charol.



Cierto día la mandó a buscar agua a la fuente con un búcaro. La niña obedeció y cuando llegó a la fuente, se quitó los zapatitos para que no se le mancharan. Pero junto a la fuente estaba sentado un mendigo, viejo y muy feo, que llevaba un enorme zurrón y que no dejaba de mirar a la niña con ojos perversos. La niña, que se había dado cuenta de cómo la observaba, sintió miedo, limpió y llenó su búcaro y emprendió el camino de regreso a su casa.


Cuando llegó a su casa se dio cuenta de que había olvidado sus zapatitos junto al pilón. La niña volvió para recuperarlos. Pero cuando llegó, el mendigo todavía estaba allí y los zapatitos habían desaparecido.



- ¿Andas buscando algo, pequeña?

- Sí. Había olvidado en el pilón unos zapatitos de charol. Venía a recogerlos.

- ¡Ah, eran tuyos! Has tenido suerte. Yo te los he guardado.

- ¡Si! ¿Dónde están?
- Aquí, en mi zurrón. Ven a recogerlos; no tengas miedo... Ahí, en el fondo del zurrón los encontrarás. Recógelos tú misma.



Y la niña metió la mano en el zurrón, y en ese momento el viejo la empujó y la metió adentro.

Luego ató con una cuerda la boca del zurrón y se lo cargó al hombro. La niña gemía y suplicaba que la sacara de allí y el viejo le decía:



-¡Nunca más verás a tu madre! ¡Deja de llorar! Y, si quieres comer, tendrás que cantar cuando yo te diga:

"Canta, zurrón, canta,

o, si no, te doy con la palanca."



Y así se la llevó por los pueblos para ganarse la vida. A todas las partes que llegaba, en vez de pedir limosna, colocaba el zurrón en medio de la plaza y le decía:

"Canta, zurrón, canta,

o, si no, te doy con la palanca."



Entonces la niña se ponía a cantar:



- “En un zurrón voy metida,

en un zurrón moriré,

por culpa de unos zapatos

que en la fuente me dejé.”



Cantaba tan bien la niña, que todos querían oírla y el viejo fue llenando sus bolsillos con las monedas que le daban a cambio de hacer cantar el zurrón.



Pasó el tiempo y un día el viejo volvió al pueblo de donde era la niña. Quiso el azar que colocara el zurrón delante de la puerta de la casa de la madre de la niña. La niña comenzó a cantar y su madre reconoció su voz. Entonces ella dijo:



- Buen hombre, no tengo dinero que darle... Pero como es tarde y amenaza lluvia, podéis cenar y pasar la noche en mi casa.



El viejo aceptó y tras la cena se quedó dormido como un lirón. Entonces la madre abrió el zurrón, sacó a su hija y se la comió a besos. Le dio de comer, la acostó y la arropó cálidamente en su cama.

Pasaban por allí un perro, un gato y un conejo. Metió dentro del zurrón al perro y al gato, y dejó libre al conejo porque los conejos no hacen daño a nadie.

A la mañana siguiente, el mendigo se despidió y emprendió su camino. Y a la puerta de una casa dijo:

"Canta, zurrón, canta,
o, si no, te doy con la palanca."
En aquel momento, el perro y el gato que estaban dentro de zurrón dijeron:



- Viejo pícaro:¡Guau, guau!

- Viejo perverso:¡Miau, miau!



El malvado mendigo, creyendo que era la niña quien eso decía, abrió el zurrón para pegarle con la palanca. Entonces el gato se abalanzó sobre él y le sacó los ojos; mientras el perro de un mordisco, le arrancó la nariz.



Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado.